¡Cuidado con el Tito!

Resulta que había una vez un granjero que tenia un gallinero con 180 gallinas que estaba buscando un buen gallo para producir huevos.

El Gallo Tito
El Gallo Tito (Diario Legitima Defensa)

Un buen dia el granjero va al pueblo y se mete en la galleria y le dice al gallero: «Buenas  tardes, quisiera un buen gallo que me pise a todas mis gallinas.»

A lo que el granjero responde: «Cuantas gallinas tiene?»

«180» – dice el granjero.

Entonces el gallero saca una jaula con un gallo enorme, fibroso, la cresta parada, ojos azules y un tatuaje en el pecho de los Rolling Stones y le dice al granjero: «Toma este, el Alberto, no falla.»

El granjero se lo lleva y a la mañana siguiente lo saca de la jaula y lo mete en el gallinero. El gallo sale corriendo, caza a la primera gallina y la pisa dos veces; sale nuevamente y agarra a la segunda: la copula una vez, y cuando está en la segunda vuelta, se queda frito.

El granjero lo mira y dice: «Que me vendió este embustero, me durmió. Este gallo maricón se piso dos gallinas y palmó».

Entonces caza al gallo del cogote, se lo lleva al gallero y le explica lo que paso. El gallero se disculpa y le saca otro gallo negro, con la cresta amarilla, ojos grises, y zapatillas Nike y le dice al granjero: «Este es Gabriel, míralo y después me contás».

El granjero se va y repite la maniobra, lo suelta en el gallinero, el gallo sale  desesperado se pisa a la primera gallina de parado, agarra a la segunda y la colma, con la tercera dibuja el 69, y cuando esta copulando a la cuarta revienta, cae muerto en el medio del gallinero.

El granjero envuelto en llamas caza al gallo de la pata, se lo  lleva al gallero y le dice: «Escúchame una cosa pedazo de atorrante, es el segundo gallo que me vendes y revienta, mas vale que me des un gallo como la gente o te prendo fuego el boliche ¡¿Me entendes man?!» (Estilo granjero concheto).

Entonces el gallero le saca un gallo de mierda, todo flaco, pelado sin plumas, ojeroso, jorobado y con zapatillas Topper de lona y le dice al granjero: «Mirá, es lo único que me queda, se llama Tito y llego de casualidad en  un  barco que vino de África.»

Y el granjero recaliente se lo lleva igual pensando: «Que miercoles voy a hacer con este gallo pedorro…»

Una vez que llega al gallinero, lo suelta, y entonces el gallo sale re loco y se pisa  a las 180 gallinas, pega una segunda vuelta, se las pasa a todas otra vez, sale corriendo, se pisa al ovejero alemán y el granjero lo caza del cuello le pega dos sopapos y lo mete en la jaula: «¡Que fenómeno este gallo!» -piensa el granjero; y las gallinas todas copadas con Tito: ¡que Tito esto…!, ¡que Tito aquello…!, y a vos ¿que te hizo…?, y a mi me hizo tal cosa…
Jolgorio total.

Al día siguiente lo suelta de nuevo y sale el Tito enajenado, le pega dos vueltas al gallinero abrochándose a todo lo que tenga plumas, sale corriendo se pisa al perro, al chancho, dos vacas, el granjero lo corre y lo caza del cogote, le pega dos soplamocos para calmarlo y lo mete en la jaula. ¡Gallo degenerado se me voltea a toda la granja! ¡¡Lo voy a matar!!, dice el granjero.

Al día siguiente lo va a buscar al gallo y encuentra toda la jaula desarmada, sale  corriendo para el gallinero y encuentra a todas las gallinas pata pa´ arriba. Mira hacia afuera y vee al chancho culo pa´el sol, las dos vacas echadas en el piso con la cachufla colorada hablando del Tito, el perro con la cola a la miseria y dice:  ¡¡¡Nooo!!! ¡Se me escapo el gallo, se va a voltear al ganado del vecino y me van a matar!

Entonces agarra el caballo (cumplido) y sale en busca de Tito. Cabalga y cabalga sin descanso siguiendo la pista dejada por el Tito (cabras empernadas, chivos matraqueados,  una tortuga que del embate la saco del caparazón, tres ardillas rengas, un jilguero poniéndose crema antinflamatoria, un bambi curado de hemorroides, una vivora usada de profiláctico hasta que de repente a  varios kilómetros, lo ve a Tito  tirado en el piso (una escena desgarradora), mientras dos buitres le volaban en círculos relamiéndose.

Entonces el granjero al ver a los buitres, se da cuenta de la situación: ¡Nooooo! ¡Titooooo!!! ¡Se me murioooo el Titooooo!!!!!. Una vez que encuentro un gallo de verdaaaaddd!!!, y en el medio del lamento el Tito cuidadosamente abre un ojo, mira al granjero y, señalando a los buitres, le dice: ¡Ssshhh! Quedate piola boludo, que ya los tengo…»

Fuente: Fer, Diario Legitima Defensa, edición nº8, página 9. Impreso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en Marzo de 1999.