Simpson III – Cuentos Fantásticos

Cuentos Fantasticos
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Diciembre de 2098.

El verano se hacia sentir sobre el frente blanco de mármol del templo biotecnológico, que reflejaba el calor sobre el rostro de Spilberg, un hombre sereno que estaba enojado con los censores y controladores del ecosistema que querían destruirle tan hermosa casa, que albergaba el laboratorio de los dinosaurios del futuro.

Los tubos de ensayos que recorrían las paredes del establecimiento brillaban permanentemente dando la sensación de una actividad ininterrumpida.

El color azul estelar impregnaba los cuerpos que se estaban engendrando en las probetas, disimulando las criaturas que crecían paso a paso, de acuerdo a las fórmulas científicas que Spilberg había encontrado secretamente en las ruinas de un viejo desfiladero en la Patagonia.

Valeria,  ayudaba en la preparación de una zona ecológica que albergaría a los nuevos seres vivientes que los censores pretendían eliminar.

Ese día de tranquilidad y reposo se vio turbado por la presencia de Simpson III, quién le recriminó ásperamente a Spilberg.

  • Usted, no puede seguir adelante con los experimentos fantasiosos del futuro, y es una lástima que haya desobedecido nuestras órdenes, ya que ahora tendrá que soportar la pérdida de todo lo construido y no tendrá derecho a ninguna reparación!
  • Pero Simpson, no puede usted hacer una excepción en el día de hoy, y permitirme ver el resultado de mis últimos experimentos?
  • Eso es imposible, ya que será perjudicial para la humanidad, como lo fue en su época la fantasía de los escritores como Poe, Arlt y otros!
  • Entonces, permítame que lo invite a usted y a todos los miembros del organismo que representa, a ver la destrucción de mi laboratorio, que yo mismo realizaré.
  • Excelente, estaremos aquí hoy mismo, por la noche.

A Spilberg le pareció un milagro, que contara con un tiempo extra, puesto que para la noche, ya habría preparado su venganza y castigo contra los censores.

Eran  pasadas las 22 horas, cuando Valeria abrió las puertas y comenzó  a recibir las esperadas visitas, quienes ansiosos por ver la destrucción que promovían, asistieron puntualmente a la invitación.

Fue guiándolos uno a uno, por los distintos pasadizos, y entre los tubos azules, hasta reunirlos a todos en una sala muy grande en la que había preparado asientos separados dentro de boxes de cristal, con una mesita que sostenía una pantalla de plasma, y un botellón de color verde con un liquido amarillento.

Una duda empezó a recorrer el pensamiento de los censores, quiénes no preguntaron nada hasta que apareció Spilberg y les rogó que para ver el gran espectáculo de la destrucción, se sentaran cada uno en dichos asientos, cerraran la puerta de cristal y bebieran una copa del liquido que contenía el botellón, para brindar por la destrucción de la fantasía, que como testigos iban a presenciar.

Cuando estuvieron ubicados, el jefe de ellos, no pudo contenerse de la alegría, y propuso un brindis de inmediato, por la destrucción de la fantasía que arruinó a la humanidad.

-Brindemos amigos, porque la fantasía no existirá nunca más!

-Salúd!

-Salúd!

-Salúd!

De pronto se hizo un silencio agudo, no hubo más comentarios, todos los asistentes se miraban, estáticos y sin pestañear. Había comenzado la destrucción.

S-Valeria, prende el tranceptor!, ordenó Spilberg.

V-Si doctor, ya lo tengo! Ahora que hacemos con los censores?

S-Envíalos directamente a la Prehistoria!

V-Pero doctor Spilberg, que será de la humanidad?

S-No temas, Valeria, ella sobrevivirá, igual que la fantasía!


*Fuente: Diario Legitima Defensa, edición 5, página 6. Impreso en la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, Diciembre de 1998.